Mis viajes por estas calles resultan pequeños carnavales, me entretengo con facilidad siempre que tenga mi iPod, que ya es una extensión lógica de mi ser (escribo esto en él) y mis audífonos a mano. De marca alemana, made in China (como todo), una capacidad irresistible de aislamiento y ese tamaño imponente que grita discretamente get the fuck off, mis audífonos se vuelven mi compadre a la hora de gastar piso y matar zapatos de a poco.

Pero como siempre desvarío, como si me aquejase alguna especie de Holden Caulfield Disease —por cierto acabo de atrapar mi rocolita de bolsillo en el aire de manera tal que el mismo Spiderman me aplaudiría colgado cabeza abajo y no lo vio nadie, ni siquiera el único otro pasajero de este bus, un hombre viejo, hediondo y al que quizás tampoco le importe mi hazaña porque él no es Spiderman ni usa iPod—.

Como decía cuando el HCD* procedió a interrumpirme, el motivo de estas líneas son las calles y lo que asoma con ellas.

Me gusta callejear y mirar mujeres en el camino. Están allí para formar parte de mi colección de recuerdos bonitos e integrarse a mi sumatoria de ideales.

Miro sonrisas, talles, cinturas, hombros, pecas, cabellos, aretes, uñas, faldas, tablones, tacos, borcegos, ojeras, pestañas curveadas, lagañas oscuras, narices rojas, mucosas irritadas, caderas meneantes y con suerte alegría de ser.

Ahora llene sus pulmones de aire
y contenga  l a  r e s p i r a  c  i  ó  n
p o r   t o d o   e l    t i e m p o    q  u  e    p  u  e  d  a  . 

Respire.

Con esos retazos de mujer que recojo a punta de miradas me lleno el pecho y se siente tan bien como respirar cuando nos damos cuenta del milagro que representa. El resto del tiempo están allí también, pasando desapercibidas a ratos por la razón que fuese, pasando de ser objetos de admiración para ser sus propios sujetos de acción, en donde el mirón será otro además de mí o sencillamente estén a solas. Son respiros.

O vuelven a estar allí y las miro bailar en paradas de buses, caminando cabizbajas preguntándole al piso cientos de porqué o entregándole rulos y perfumes al viento como si fuesen flores o hijas de un diente de león.

Vamos, que ya dejé claro que me endulza mirarlas.

Yo las invito a seguir metiéndose en cuanta prenda se les antoje y a dejar que sus zapatos de plataforma sean pedestales de la gloria.

Porque necesito que sigan siendo el motivo para salir a la calle a olvidarme de las bobadas que tiene la vida y que, sin saberlo, me brinden cohesión y me llenen de aire los pulmones.

Por mi parte voy a morder esta boca entre desvaríos si es que me descubren mirando, o si develo algún misterio que no hayan querido contarme.

Por allí un día afortunado me delato, les digo que las estoy mirando y me rifan una bofetada o un beso.

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Esperando bofetadas

Dr. Absurdo

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N. del A.

iPod® es una marca registrada de Apple Inc.
Spiderman™ es un trademark de Marvel Inc.
*Holden Caulfield Disease es una enfermedad inventada.
Esta aclaración es completamente irrelevante, las mujeres no.