La elección del miedo

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Escribo esto desde la incertidumbre, esperando que me salve la indiferencia.
Escribo con el miedo en la mano y la cabeza nublada, de ver como amigos, familia y conocidos entraron a un juego de influencias sin notar que son ellos los influenciados. En donde mi opinión importa más que la tuya y que quien opina distinto es tonto, borrego, cobarde. En donde quien quiere alejarse del juego es tibio, anarquista o salvaje. Porque acá decidimos sobre el futuro de una sociedad como si fuera un encuentro entre equipos de fútbol, nos volvimos una fanaticada a la que le importa más el color de su camiseta y que defiende lo indefendible a capa y espada con sus mejores discursos y memes. Todo con discusiones que se dan en una cancha en la que ningún criterio de pensamiento crítico prevalece sobre los odios, lo que dijo el vecino o el titular de un noticiero que sintonizo hace demasiado tiempo. Mi color sobre el tuyo, mi bandera sobre la tuya, mi sentimiento anti sobre tu análisis discursivo.
Hemos caído en el hábito de imitar lo que vemos en los nuevos medios y redes sociales, pretendemos ser influenciadores llenos de nuestra verdad descalificadora de la otra mirada. Al menos a los influencers les pagan por publicar lo que les pidan.
En este excepcional estado sin derechos plenos ni criterios válidos, he visto aflorar la decadencia de nuestra sociedad cual supurante llaga viva.
Qué le vamos a pedir a personas que no logran entender la importancia de la otredad, que desconocen la diferencia entre economía y filosofía, entre modelos a seguir y de negocios, que no asimila que debe dejar de escupir durante una pandemia, que no aprende a usar un tapabocas.
Pidamos que nos sigan en TikTok y compartan nuestras frases en forma de meme, pidamos que sean nuestro troll center y fanbase defensora de nuestro contenido como si fueran hordas de seguidores de algún youtuber que habla de cosplay y videojuegos. Pidamos, que ellos lo harán gratis, dijeron los asesores de marketing político, metiéndole plástico a la pauta sin miedo, porque para eso hay de sobra.
Antes al menos ofrecían pan techo y empleo decorado con balas y no simplistas «ya que chuchas“ o vacuos retornos de una patria que nunca se fue, porque según entiendo, esa patria es un concepto ingenuo y volátil que decidimos construir entre todos y todas.
Perdimos todos, más allá de cualquier resultado disfrazado de cambio o esperanza, capitalismo o socialismo, aquí en este excepcional estado de ruptura y alienación ciudadana, dejé de creer en este simulacro que llamamos democracia, hace rato.
Pareciera que mientras toda esta simulación sucede olvidamos a esos amigos, familia y conocidos que murieron hace poco –y que siguen muriendo–, mientras aprendimos a dar el pésame a través de un emoji que abraza un corazón, porque la discusión sigue y mi opinión, siempre mi opinión, será la que importa.
Por eso, solo espero que me salve la indiferencia, para ensimismarme en mi capacidad de construir algo, por encima de este infantil entorno apolítico y propagandista, moviéndome al son del viento como buen guía y confesor.

— § —
Alienado y alineado conmigo mismo.
Dr. Absurdo

Alerta de revelación:

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Porque la palabra «spoiler» no representa mis pensamientos, además de ser otro anglicismo sobreutilizado hasta el agotamiento.
Sí, revelación, como en el libro más temido de la Biblia, del griego apokálypsis y su tergiversado significado. El capítulo más interesante para mí gusto, desde el recuerdo de innecesarios estudios sobre el mitológico best seller de la humanidad –nótese el anglisismo en pos de la ironía.
Pero no vine a hablar de términos apocalípticos, ni a despotricar sobre cuestiones idiomáticas. Vine a escribir estas líneas mientras suena una mezcla de El Año Viejo de Crescencio Salcedo y Simpatía por El Diablo, de los Rolling, con el aire pesado de la humedad característica de esta tapa de olla a la que llamamos ciudad, pero dulcemente equilibrado con el aroma del relleno de mi madre. Vine a escribir sobre líneas imaginarias de tiempo y espacio que no podemos sino creer y crear desde nuestra limitadísima humanidad.


El año viejo no me dejó ni chivas, ni burras, ni yeguas, ni suegras. Este año se llevó a gente que conocí, me alejó de gente que amo y me hizo, por primera vez, mirar a la muerte como esa vecina que está doblando la esquina y que me coquetea a cada paso, como un gran factor homogéneo dentro de nuestras existencias.
Sin embargo, estoy aquí celebrando que el coqueto mirar de esa vecina no llegó a enamorarme, ni decidió abrazar a quienes amo. Celebro estar de este lado afortunado de la vida, en un año extraño, pero lleno de introspección en solitario, de proyectos que nacieron y se abortaron, de amores que se acercaron y se alejaron para ser oleajes marinos ante las rumiadas orillas de mi vida.
Esta vez siento esa absurda sensación de triunfo de quien atraviesa un palo de lluvia sin mojarse, mientras añoro el sentimiento de vivir empapado dejando charcos existenciales a mi paso, romantizando inútilmente a la melancolía que en tantos viajes y ciclos me acompañó. Ahora se me reveló un mundo que sentía subyacente al tiempo que lo negaba y que hoy abrazo en cada aspecto que puedo, en nuevas búsquedas que resuenen en mi conciencia, sabiendo que falta mucho por aprender y descartar.


Este año me acercó a la psicología, a la filosofía y al bienestar. Hice tierra y entendí que algunas conexiones son más profundas que otras a las que durante demasiado tiempo busqué cual niño vendado buscando la piñata. Aprendí que cada momento es perfecto y como debe ser, es solo cuestión de entender esa perfección y disfrutarla. Y sigo queriendo entender más, soltando mis miedos y abrazando mis finitos tiempos, disfrutando hasta que la fiesta termine.
Sigo queriendo incendiar algunas ideas y conceptos, con menos rabia y tratando de entender la belleza del fuego y sus purificadores procesos.
Sigo queriendo entender al tiempo como antes de entender que no existe tal. Pero sobre todo, quiero despertarme a mí mismo de este sueño, para caminar descalzo sobre el césped junto al río, siempre en el sentido de las manecillas de un inservible reloj.
Que venga lo que deba venir, que será perfecto aunque no logremos entenderlo.

— * —

Con el cerillo entre los dedos,

Dr. Absurdo.

1 de Mayo, 2020

Prefiero escuchar a los científicos, NO A LOS POLÍTICOS. Hacerlo no es solo un camino si retorno, es cuestión de vida o muerte.
En medio mundo las medidas que buscan aplanar la curva solo han buscado distender y hacer inevitable el contagio, básicamente porque priman los intereses de las grandes corporaciones y de «la economía», por encima de la salud de la gente. Así los gobernantes establecen medidas peligrosamente laxas, porque consideran las acciones más restrictivas como impopulares, sin importar cuántos de sus votantes mueran.
En todo Ecuador las cabezas de TODAS las instancias de gobierno piden «disciplina», transfiriendo la responsabilidad de contagio a una población dispersa y mal informada, mientras se rehusan a tomar verdaderas acciones radicales que corten el contagio, por el contrario, desde el gobierno central se habla de una «nueva normalidad«, intentando camuflar la realidad a través de la semántica, sobre este nuevo desastre que sobreviene.
Mientras tanto, la gente del barrio, creyendo que esta nueva normalidad es una versión con tapabocas de la que tenía antes de la pandemia de COVID-19, intenta retomar la vida sin entender que nos avecinamos a una posible extinción de la especie humana. Circulan enfermos con mínimas protecciones, contagiando a otros, muriendo de a poco, matando de a poco.
La clase política local y global ha demostrado con su accionar que para ellos la población no está compuesta de personas, sino de simples números dispuestos en precarias gráficas de engañosos datos estadísticos. Por otro lado, para la clase empresarial imperante siempre fuimos y seremos apenas «consumidores» y datos en su estado de cuenta o en sus bancos de información.
Estas realidades llegan a ser tan paralelas que en Estados Unidos un presidente imbécil sugiere tomar o inyectar desinfectante en la gente, de forma tan imbécil como la de comerciantes sin escrúpulos que inyectan agua de mar en las venas de personas hipertensas que terminan muriendo a las pocas horas, acá en la provincia de Manabí. Y las personas, ingenuas e ignorantes, siguen los consejos de estos imbéciles empoderados por marcas y votos, por dinero y poder político, porque quieren sentirse a salvo, porque siguen a estos lideres de cartón mojado que dicen de todo y hacen cualquier cosa con tal de seguir en su posición de poder.
En el mundo corporativo –como en el político– el discurso es uno, la acción es otra, lo importante es quedar bien como marca y vender, vender, vender siempre a toda costa. Que si descubren que tu producto da cáncer y mata: lobby. Que si tus autos contaminan el aire más de lo que dicen tus comerciales: lobby. Que si vendes pureza embotellada, aunque generes toneladas de plástico que terminan en ríos y océanos: LOBBY. Y es que el lobby sirve para ejercer presión sobre la clase política, y bueno, el resto es tener sentido común para entender qué lugar ocupamos las personas de a pie en esta ecuación.
Desde la cultura corporativa y de marcas, si eres empresario, emprendedor o comerciante, además de pensar en cómo salvar tu negocio, deberías detenerte a reflexionar un momento en que si la gente enferma y muere no tendrás clientes, consumidores, ni usuarios para tu marca, producto o servicio. Así de simple.
De la nueva clase empresarial que surja y la que sobreviva a esta debacle solo espero que sigan vendiendo, pero esta vez con verdadera ética.
Desde la voluntad política el ejemplo de Nueva Zelanda es claro, allí se buscó destruir la curva, no aplanarla. Porque se pensó de forma alternativa y se actuó de inmediato. Transparencia, comunicación, acción y control, conceptos que los neozelandeses aplicaron con aparente eficiencia, conceptos que se extrañan dentro los países de nuestra golpeada región.
Así que prefiero escuchar a los científicos, en vez de a los políticos. Porque la ciencia investiga y busca no la verdad, sino los hechos y establece la importancia de transparentar la información en pos de nuevos avances científicos. Creo que la política está a años luz de ese abordaje.
Dejo en claro que esta es mi manifestación solitaria y digital en este Día del Trabajador.
Por mi lado, los políticos pueden irse a la mierda con su nueva normalidad.
Desde este 4 de mayo y hasta que no se supere el contagio comunitario yo #MeQuedoEnCasa.

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Trabajando desde la rebeldía,
Dr. Absurdo

Cuatro años de espera

Hace cuatro años, en Ecuador, nos unimos todos para hacer frente al dolor que generó el terremoto del 16 de abril de 2016, #16A.
Hoy debemos quedarnos en nuestras casa para ayudar a limitar el contagio de esta enfermedad que se está llevando a amigxs, vecinxs, padres y madres, hermanos y hermanas, Ayudar desde nuestras áreas de conocimiento y espacios es nuestro deber, desde hacer sonreír al otro, de informar con responsabilidad, enseñar al otro con paciencia y tolerancia, hasta cuidar a quien amas aunque sea desde lejos, de abrazarle a través de palabras y emojis.
Cuesta esparcir la esperanza en estos momentos con un futuro tan claro como incierto, pero hay que buscar esa esperanza y darle fuerza.
No minimicemos el dolor del otro, el temor del otro, el amor del otro, la soledad del otro. No minimicemos al otro, porque en él, ella, estás tú, estoy yo, estamos todos.
Amplifiquemos las buenas noticias, las sonrisas, la esperanza y sobretodo las buenas ideas, estas últimas son demasiado valiosas y ya no estamos para pensamientos insulsos.
Lo que se viene será fuerte. Nosotros seremos más fuertes. Porque tenemos tatuada en el pecho la palabra crisis y ya no le tenemos miedo. Porque sabemos reír tan fuerte que hasta el miedo se espanta. Porque si vemos al mismo diablo lo invitamos a beber con nosotros y si no acepta lo mandamos a la verga.
Sobreviviremos y no olvidaremos, ni las muertes, ni el dolor, ni las mentiras, ni los abusos, ni las falsas promesas.
Seguimos esperando la reconstrucción después de estos cuatro años, seguiremos exigiéndola a este y a todos los gobiernos mentirosos de turno, hasta que cumplan.
Pero sobre todo esto último:
Sobreviviremos y no olvidaremos.
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Con memoria de elefante,

Dr. Absurdo

La peste

El Sr. Jaime Nebot Saadi lleva 18 años al frente del Municipio de Guayaquil y del equipo encargado de resolver sus problemáticas. Durante esos 18 años el titular del Municipio guayaquileño ha desviado la mirada y sus narices de la pestilencia generada por las piscinas de tratamiento de aguas de Interagua C. Ltda., permitiendo que esta se agrave, al punto de que la fetidez se extienda no solo a Guayacanes, donde se ubican estas lagunas de oxidación, sino a Sauces, Brisas del Norte, Samanes, Juan Pablo II, Vergeles y más aledaños a la Autopista Narcisa de Jesús. Los aires putrefactos llegan inclusive al otro lado del río Daule, afectando a otras comunidades como las ciudadelas en la vía Samborondón y La Puntilla, si bien es una zona fuera de la jurisdicción y competencia del alcalde Nebot, estas se constituyen en buena parte de votantes y trabajadores registrados como guayaquileños.
No quiero imaginar el daño que estos gases y tipo de tratamiento generan a nuestra salud, peor al río, a la fauna y la flora de la zona.
Para los medios de comunicación esto no es noticia, por ende no es titular que venda diarios o genere rating. ¿Por qué habrían de producir una investigación seria al respecto?
Para Interagua, entidad que a través de su vocera Ilfn Florsheim admite que este sistema de tratamiento de aguas emite fetidez, que el mantenimiento “es constante”, que desde 2015 se ejecuta un cronograma para implementar medidas de mitigación de malos olores, que contrató “diseños que permitirán la fabricación de los elementos a instalarse en cada una de las estaciones mencionadas, así como las obras para el cierre de las (tres) lagunas”. La implementación de la nueva planta de tratamiento para el norte de Guayaquil, Los Merinos, se proyecta para quintuplicar el volumen de la operación. De la obra se habla desde el 2012, sin embargo al 2018 no se estrena.
Para la Sra. Florsheim, vocera de la entidad responsable, declara pese a lo señalado por quienes habitan y circulan por la zona, que los malos olores son momentáneos, no permanentes. «También es lógico por el tipo de aguas que se tratan (…)» «Ellos (los residentes) tienen que demostrar que no cumplimos con el tratamiento. Tenemos licencia ambiental, hemos cumplido con planes de acción, con las auditorías que cada año hacen distintas autoridades.» 
Para las familias que habitan la zona desde hace 25 años o más, la hediondez es el calvario diario.
Es difícil soltar una casa o departamento que compraste, que construiste con tu esfuerzo, que hipotecaste y que seguramente aún estás pagando. Más difícil –quizás imposible– vender o rentar esa propiedad a un precio devaluado debido al conocido malestar con el que se vive en la zona, dado el repugnante aire enrarecido. Para muestra las decenas de casas en venta o en alquiler de quienes, al parecer, se hartaron de vivir en una cloaca a cielo abierto.
Para mí, esta actitud del Gobierno Municipal de Guayaquil y de Interagua y sus encargados es violencia, una agresión a la vida y a la salud de familias enteras, a quienes empujan a vivir en una inmundicia programada y construida a sabiendas.
¿Para usted, Sr. Nebot, se trata de servir a la ciudadanía o de ser cómplice de este sostenido y nefasto atentado ambiental?
¿O es que se trata de una acción institucional para construirnos la idea de que el guayaquileño solamente merece pobreza, violencia e inmundicia?
Si es esta última, habemos de tener cuidado con ese tipo de construcciones sociales, suelen ser endebles y pasan una factura altísima e ineludible.

Profundamente asqueado, de su gestión Sr. Alcalde Nebot.
Iván Basurto D.

¡QUÉ ASCO, UN PENE EN EL ESCENARIO!

En la función de anoche del grupo franco-ecuatoriano Paralelo 0°, uno de los artistas se desnudó. Rodrigo Becerra, músico y bailarín, se empelotó en todos los sentidos posibles, exponiéndose ante un público permeable y susceptible dentro de los también muy permeables y susceptibles valores guayaquileños.
La abarrotada sala de la Alianza Francesa GYE se llenó de rumores y comentarios nerviosos diversos.
«¡Qué asco!» dijo una voz de mujer joven.
«¡Se está desnudando!», dijo otra por allí.
Risas nerviosas, de algunos.
Todo por una verga.
No quisiera saber como llegan a relacionarse, tomar una ducha, darse placer o inclusive procrear, porque ¡QUÉ ASCO NACER DESNUDO!

Afortunadamente, al final predominó el aplauso sobre la excitación infantil.
Así, el público pudo disfrutar de +60 minutos de un espectáculo GRATUITO, con obras más geniales que genitales, desarrolladas por los bailarines y coreógrafos Omar Aguirre y Emilia Benitez, esta última con Transitar, una hermosa pieza en solitario al cierre, todo bajo la dirección del francés Hervé Maigret.
Aprovechando el momento, propongo una nueva forma de agitarnos como audiencia en 4 sencillos pasos:

  1. Deje los prejuicios en casa. O sea, si está tomándose el tiempo para ir a «apreciar» arte, sea contemporáneo o costumbrista, popular callejero o de vanguardia, lo mejor es acostumbrarse. La huevadilla está en todos lados y los artistas –especialmente los humanos del siglo 15 en adelante– suelen tener una mente sucia y cochambrosa.
  2. Pongamos el grito al cielo por cada idiota usando cámaras y celulares con luces, flash y sonido, en funciones a oscuras; por que ¡qué asco interrumpir la función, al artista y sacar al público de onda!
  3. Busque otras razones para agitarse y reclamar. Medite un poco, encontrará razones como que su barrio hiede a cloaca desde hace 20 años, o que los parques insignes de su ciudad están cercados y con acceso limitado, cual penitenciaria. Y así por el estilo, yo tengo un listado grande, pregunte con confianza.
  4. No se escandalice por cualquier verga.

Siga estos sencillos pasos, mejórelos, y –si puede– disfrute de las obras para que haya más arte en esta ciudad, por el bien de todos.

Genitalmente,

Dr. Absurdo / IBD_

Los cazatalentos

Hace un par de noches charlando entre amigos comunicadores rozamos por minutos la transición que vive esta Argentina en la que vivimos sin ser de aquí. Unos con dudas, otros con fe, ninguno con repudio.
Me quedó resonando de esa noche la frase de uno de nosotros: «Ojalá que las cosas mejoren para quienes hacemos comunicación, ojalá que sí».
Hoy se me revuelve el estómago al leer este nada inocente listado publicado en La Nación, en donde se señala a gente por haber obtenido un subsidio para realizar su trabajo, muchos de ellos con la más alta calidad en contenido y técnica.

Se me revuelven las entrañas porque yo mismo, junto al equipo que trabaja conmigo, veíamos con esperanzas el apelar a un subsidio para generar más de este trabajo que no persigue lucro, sino el incentivar la interculturalidad y la difusión de talentos e iniciativas sociales independientes –de esos como tú/vos que haces cortos animados porque amas hacerlo, tu primo que tiene una banda de rock y escribe canciones o tu amiga, la que sale a darle comida a gente que vive en la calle.
Esas esperanzas de apelar al apoyo de un estado que no es mío, sencillamente las veo evaporarse. ¡Si persiguen a su gente más talentosa, ¿qué van a apoyar a quienes quedamos en el margen, a los que llegamos hace poco, a los que creemos en la libertad como modus operandi y objetivo de vida?!

Acá hay actores, directores, productores y sus trabajos señalados por su ideología y como una pérdida para el estado. Me pregunto cuánta habría sido la pérdida si esta gente no hubiese logrado tocar públicos con sus historias y las de otros, o si esas historias no pudiesen verse nunca más por la falta de espacios para ser exhibidas. Me pregunto de qué otra forma sería en un país en donde todo es blanco, negro y solo dos o tres puntos grises de por medio.
A mis amigos escritores, dramaturgos, directores, actores, productores y autores les dejo mi más profundo deseo de que jamás les quepa ninguna mordaza, que jamás dejen de hacer lo que aman y les da libertad.
Al resto: no coma enlatados ni ideas selladas al vacío, empacha y hace mal al corazón.

— ℞ —
Con el bozal partido en dos.

Dr. Absurdo

El ridículo al poder

El gobierno ecuatoriano lleva semanas hablando de trolls y memes de internet en sus cadenas nacionales sabatinas, como si estos fuesen de sumo interés público o se trataran de amenazas para la estabilidad de la democracia en Ecuador, poniendo de paso a la sacrosanta e intocable Revolución Ciudadana en riesgo.

¿No hay otra cosa en qué poner la atención de los funcionarios a cargo de la comunicación de Ecuador? ¿O del mismo Sr. Correa?
Seguramente estos funcionarios jamás escucharon la expresión «don’t feed the troll».
Me pregunto también qué medidas toman mandatarios como Angela Merkel, Barack Obama, Vladimir Putin o el glorioso Kim Jong-un cuando ven los millones de tuits, estados de Facebook, chistes en forma de memes en —por qué no admitirlo— nuestras conversaciones privadas en chats y servicios de mensajería.

Correa es una persona inteligente, no tan cauto en sus declaraciones y un tanto ebrio de poder, pero inteligente al final de cuentas. Por esa misma inteligencia me resulta ridícula la forma en la que se queja de estas cosas que todo aquel que llega al ojo público debe enfrentar a diario desde que existe la opinión y el derecho a ejercerla. Sinó pregúntenle a Miley Cyrus o a Jesús, sí el flaco de la cruz que ostentan algunos pechos.
Sobre el uso o mal uso de la otra inteligencia, la de estado, prefiero no hablar, ya sabrán ellos qué hacer con este post, mis cuentas en redes sociales y toda la data que encuentren sobre mí en la web.

Tal vez no rompe la ley, pero vamos a responder (…) por cada tuiter que mandé mandaremos 10 000, diciéndole eres un cobarde”.

Rafael Correa, Presidente de Ecuador
24.01.2015

Algo que debe notarse es el error, que devendrá del ego, del poder, de su propia humanidad, cosa enmendable. Lo intolerable es el doble discurso cuando en los mismos días veo noticias en las que se sigue el caso de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, quien desde el 2012 reside en la Embajada Ecuatoriana en Londres, como refugiado producto de la persecución de la que fue y es víctima.
No pretendo meter en el mismo saco a peras y mellocos, pero vamos, ¿es que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, no se da cuenta de que promueve el odio y el acoso digital con sus declaraciones?

Supongo que tus derechos son dignos de ser defendidos cuando te llamas Assange y no cuando eres un cholo que ejerce su opinión en internet.

— ❦ —
Asilado desde el ridículo.
Dr. Absurdo.

El camino

Ya casi se cumple una docena de años desde que a mis manos llegó un pedazo de cartón blanco diciendo que ya podía ejercer en el negocio de las ideas. En esos días lo recibía con miedos, presión y ansias. Miedos de perder los dientes al primer mordisco, presión por ser aquello que en mi imaginario imberbe había soñado sin lograr, y ansias por conseguir lo que hasta entonces creía que era el éxito.
La vida me puso en el camino al diseño, oficio hermoso que me sostiene y fascina desde la honestidad de su abordaje. Luego vendrían las letras, con esa multiplicidad de universos que contiene cada palabra. Y qué fortuna encontrar esos tesoros en mi camino, junto a maestros, libros amigos, compañeros de ruta y una amplitud de mirada que me ayuda a crecer todos los días.
Alguna vez dije que haría esto de la publicidad hasta que yo me cansara de ella, o ella se cansara de mí.
Creo que en algún momento ambos nos cansamos el uno del otro.

Ya hace un tiempo que me aburre hacer publicidad, la que todos hacen, conocen y consumen, porque no funciona más y sostiene valores que no comparto. Quizás por eso la siga haciendo un tiempo más, porque algunas cosas todavía merecen ser contadas y es imperioso presentarlas al público. Quizás porque siento que puedo aportar a cambiar características negativas de ese oficio que alguna vez amé con todo mi cuerpo. Sin duda es un camino de subida hacia algo más grande.
Si algo entendí en este tiempo fue a adaptarme, a no vender humo y a respetar mis propias posturas. Así con cada paso descubrí que lo que disfruto en el fondo es contar historias y tocar a la gente de manera sensible o incendiarles la cabeza con una imagen, un cuento, hojas de papel o inmateriales piezas de tecnología.
Hoy casi doce años después, en otro país, con otras perspectivas y tres maletas en las que cabe mi vida, solo deseo que quienes celebren su día como publicitarios entiendan que el éxito no se traduce en premios, autos o títulos ostentosos. El éxito es eso que traes en las manos al momento de nacer, la pregunta es: ¿qué estás haciendo con él?

Ahora circula, aquí no hay nada que ver.

— ☀︎ —
Con la profundidad de un lodazal.
Dr. Absurdo

Sobre tic-tacs y desahucios.

Hoy confundo todo. Confundo el hambre con la pena, confundo el frío con las crisis existenciales de invierno. Y confundo los bolsillos rotos con el anhelo de un refugio hecho de tic-tacs sabor naranja.

Ante la duda mejor no salir, mejor quedarse a hablar con la pared o la cerradura. Mejor elaborar canciones sordas o silbar bajito marchas fúnebres. O será atender ese cerro de cosas que mejoraran mi vida a coste de tiempo.

Ja.

Mejor confundo a todos para creer que la solución es mi amiga y que la conozco tan bien como ella a mí. Y allí, en mi refugio de tic-tacs de naranja, trazo una nueva estrategia para el desahucio y la falta de fe.

 

— ◑ —

Dulce y desahuciado.
Dr. Absurdo.